La página del NPR (National Public Radio) publicó en el 2006 la historia de la perra cocker de una de su reportera Laura Mirsch, la cual desarrolló una particular adicción por lamer ranas.
Según Laura, su perra Lady normalmente
la recibía toda excitada cuando regresaba de trabajar y tenía el clásico
comportamiento de una mascota fiel y alegre. Esto antes de que se
mudaran de casa.
Laura y su familia notaron que Lady
pasaba mucho tiempo en el jardín cerca de un pequeño pantano y que tenía
los ojos vidriosos y estaba somnolienta; su comportamiento también
había cambiado: se le veía retraída y desinteresada (como el típico caso
clínico de un adolescente usando drogas).
Una noche, después de que Laura había
sacado a los otros perros, Lady no quiso salir hasta que después de un
momento se acerco arrastrándose y vomito un sapo asqueroso.
El sapo era un Bufo Alvarius,
de los que producen alucinaciones. Lo que sigió después fue una redada
de la familia Mirsch, con el fin d eimpedir que Lady consumiera sapos.
Pero, al parecer, Lady, como buen adicto, se las ingeniaba para obtener
la mercancía. Lo único que solucionó las cosas fue el invierno, cuando
los sapos entran en hibernación. Pero la siguiente temporada Lady
regresó a su adicción con renovados bríos.
Los vecinos se dieron cuenta que Lady
era una drogadicta y no dejaban a su perros jugar con ella. Sin embargo,
después de un par de años, Lady superó su adicción. “Fue una cosa de la
juventud, como fumar marihuana y tener sexo en trío durante la
universidad”, dice Laura bromeando.
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